El rey Carlos III promete servir con "lealtad, respeto y amor" en su primer mensaje tras la muerte de su madre

El rey Carlos III rindió homenaje a su difunta madre, la reina Isabel, como “una promesa con el destino cumplido” en un sentido mensaje a la nación que marcó la primera transición real en siete décadas.

En un mensaje grabado transmitido este viernes antes de un servicio de recuerdo en la Catedral de San Pablo, el rey habló de la profunda deuda que tenía con su madre por su “amor, afecto, guía, comprensión y ejemplo”.

“En nuestro dolor, saquemos fuerzas de la luz de su ejemplo”, dijo, y agregó: “Que los vuelos de los ángeles te canten para tu descanso”.

Haciéndose eco de la promesa hecha por su madre en su propia adhesión en 1952, el rey dijo: “esa promesa de servicio de por vida renuevo hoy”. . . . Cualesquiera que sean sus antecedentes o creencias, me esforzaré por servirle con lealtad, respeto y amor”.

El Rey reconoció que ya no le sería posible "dar tanto tiempo" a las organizaciones benéficas y los problemas que había defendido durante décadas. Pero dijo, “este importante trabajo continuará en las manos confiables de otros”.

Durante el discurso, nombró a su hijo y heredero Guillermo como Príncipe de Gales, y a su esposa Camilla como reina consorte. Expresó su amor por el segundo hijo Enrique y su esposa Meghan, el duque y la duquesa de Sussex, mientras "continúan construyendo sus vidas en el extranjero".

El rey llegó a Londres procedente de Balmoral, la propiedad real de Escocia, poco después del almuerzo, y se embarcó en sus primeros deberes públicos como monarca. Con la reina Camilla a su lado, saludó de inmediato a las multitudes reunidas frente al Palacio de Buckingham. La pareja fue recibida con vítores y gritos de “Dios salve al Rey”.

Al trasladarse al palacio, el rey grabó un mensaje a la nación, pronunciando un discurso contra la grandeza del Blue Drawing Room, diseñado por el arquitecto John Nash y originalmente utilizado como salón de baile.

Flores y homenajes

La muerte de Isabel II, anunciada por el Palacio de Buckingham el jueves, ha dejado a su pueblo de luto pero reflexionando sobre una vida de deber en la que unió al país a través de un cambio trascendental.

Las multitudes se han reunido frente a las residencias de la reina, incluido el Palacio de Buckingham y el Castillo de Windsor, dejando flores y tributos.

Los partidos deportivos programados para el viernes han sido cancelados, incluidas las carreras de caballos, el partido de prueba de cricket Inglaterra-Sudáfrica y los partidos de la Liga Inglesa de Fútbol. El Mercury Music Prize se abandonó el jueves por la noche y los BBC Proms de música clásica se suspendieron el viernes y el sábado como muestra de respeto.

La muerte de la reina provocó tributos del público y expresiones de gratitud y condolencias de los líderes de Gran Bretaña, de toda Europa y la Commonwealth, así como de los líderes corporativos y los presidentes de los Estados Unidos.

El reinado de la reina abarcó la descolonización de gran parte del imperio británico en África y Asia, así como la consolidación de la Commonwealth. También vio el surgimiento de la monarquía moderna, que se convirtió en objeto de un intenso escrutinio mediático. La popularidad personal de la reina fue un factor importante para mantener el apoyo a la monarquía en el Reino Unido en los últimos años.

Sus súbditos la conocían principalmente por su presencia en eventos públicos y mensajes de Navidad televisados, que a menudo enfatizaban los valores del deber y el diálogo. Se convirtió en la monarca con más años de servicio en la historia británica en 2015, superando a su tatarabuela, la reina Victoria.